Al piano le duele el silencio
"A un Mozart lleno de vida"
Unas manos calan hondo
otras interpelan la ojeriza
y las tuyas
que en un corcel cabalgan
hasta crean vida
todos cantan según tu designio
pero el piano aguarda
a que un nido se forme
en las cuerdas ya flojas
y un andante que perece
a falta de manos
en un cuarto de enseres
yace un retrato
sobre el piano demolido
inquietos pianistas
trataron de domarlo
con todo su afán
llamearon la hiel
y el piano adolorido
clausuraba su tapa
de repente
acordes de sangre
un rencor derramado
sus últimas palabras
—antes de la arremetida
de cien mutilados dedos—
fue un silencio de ráfaga
que bloqueo los veinte oídos
para siempre
¿qué desamparo le espera?
un piano que se niega a ser tocado
la tregua al fin llegó
y los dedos sanos se alejan
del extraño temperado
cuentan las historias
que una llama nace del metal
y las cuerdas se funden
como castigo a su rebeldía
y un dolor de prometeo
lo invade a diario
pero el teclado sigue en pie
al fondo del pabellón
y una silueta se avista
de vez en vez
lanza rumores de esperanza
porque un día cesará la congoja
y la llama fría
renovará las entrañas
y la tapa desistirá
y un par de manos firmes
las creadoras de vida
recorrerán el teclado
como hace
doscientos
cincuenta años
cuando nació
un piano
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