domingo, noviembre 12, 2006

Apollinaire


Facilísimo haber previsto la muerte de Apollinaire, dado
que el cerebro de Apollinaire era una fábrica de pirotecnia
que constantemente inventaba los más bellos juegos de
artificio, los cohetes de más lindo color, y era fatal que al
primero que se le escapara entre el fango de la trinchera,
una granada le rebanara el cráneo.
[Oliverio Girondo, "Membretes"]
[Poema creado con la técnica de "escritura automática"]

Perdido en el viento
que quizás te entregas al periódico
de la luz en la torre más alta de
                           P
                          a r
                         í     s
o el destierro autónomo de una bala perdida,
y tu cabeza de rodillas

perdida en las socorridas piernas
de una dama ciega,

o pregonando la llama del sueño,

me entierras una alcachofa
             en el oído izquierdo,
y ahí paciente me domino
hasta las ansias de tomar el papel
         y romperlo en tus dos manos.

Apollinaire
              de amargos desconsuelos,
si moriste bien,
                      de la más terrible
                             de las influenzas,
de la terrible mata española,
o la voraz e inverosímil saeta
                 del silencio promiscuo
                 del cerebro marchito,
ahora más marchito
por la bala que propaga ansiedades
                        o caóticos encuentros.

Si me apoyo en tus caligramas,
             o en tus pendencieras letras,
prefiero ahogar la tiza en mi lengua,
             en el entierro inhumano
             que cautivas…

me cautivas con tu paloma apuñalada
y el chorro de agua
________

[Escuchar el poema en Radioarte]

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