jueves, agosto 14, 2008

Existencia


Nadie vacila, como en el amor,
a la hora del odio.

El odio es la sola prueba indudable
de existencia
Eduardo Lizalde

Cadáver
que emana fuego
al colapsar
la vida

luto en mi
mirada
embustera


pendenciero
sortilegio
arrolla la
vacilación
de escribir
derruido
o sitiado

tigre de
hiel o trémulas
          garras
socorre
a mi garganta
oxidada

trillada
frase que
desvanece los
silencios

crujido
de dioses
obscenos

obsidiana
opacada por
el trino de la
muerte

el canto
blande
su tímida
espada danzante

se apiadan
los débiles
se doblegan
el arma inerme
es un frugal
sostén
de odios

sin existir
amamos
el antaño
ocaso y el
desdén que
ha quedado
extraviado

al existir
derribamos
la almena
que separa
al instinto
de perseguir
la perennidad
de nuestros pensamientos

olvidando la
seguridad
de perpetuarnos
a nosotros mismos

del mismo
odio
nace la
existencia

/ del amor
un concurrido
y sordo ruido
que se pierde

[Un peu rien de plus]

2 comentarios:

MaLena Ezcurra dijo...

Tellement beau, l'âme me dégage.

La haine et l'amour sont rassemblée, parfois.


MaLena.


Pd.Luis podés pasar por L'art passion.

Gabriel dijo...

Bellas y dolorosas letras, Luis
Odio y amor, quizás no sean tan diferentes.
No acuerdo con Lizalde; ambos son pruebas de existencia.
Solo la indiferencia mata, extingue.
Un gran abrazo,

Gabriel