Crónica de un insomnio
Soy un ser nocturno
taciturno
y desolado
pero sobre todo
desconsolado
me tomo tres tazas de amargura
la oscura humareda
penetra hasta el ocaso
líquido amniótico
sepulcro de saciedades
me levanta un espasmo
el líquido tuvo efecto
el insomnio catártico
letárgico creador
me tiemblan los huesos
de frío o de terror
por el olvido frenético
las palabras zumban en mi oído
las palabras como cascadas
como la baba en mi almohada
delirante sigo latente
el líquido me conduce a la salida
ya no puedo ordenar mi vida
pero podré regocijar con mi partida
silencio, pido un silencio
una palabra profetiza
y no escucho su arremetida
sólo tu voz cauta y soleada
que susurra a gritos
y ufana deseos descomprimidos
por mi pasión que te socorre
a las dos de la mañana
quién puede negar tantas hazañas
quién podría no arremeter contra
esta dicha
tres tazas de fría amargura
curan tu estancia que aún no es partida
cuando lo sea, ese día
podré llorar
y tres tazas de amargura
que circulan mis veredas
que no cansan / sí envenenan
que comprimen el día a silencios
a soledad sin amuletos
que me corroen o aprisionan
sin latidos afligidos
sin terruños prometidos
la idea vasta disminuye
la noche se desvanece
y el tibio día se sitúa
entre el cansancio y el desahucio
hace días que me embriago
en tus querellas
hace días que no naufrago
en tus pasiones
hace días enteros que vacilo
entre las sábanas
hace días que no amanezco
continúa el crepúsculo
con tres tazas de amargura
rebajadas con azúcar
y un chorrito de clavel
taciturno
y desolado
pero sobre todo
desconsolado
me tomo tres tazas de amargura
la oscura humareda
penetra hasta el ocaso
líquido amniótico
sepulcro de saciedades
me levanta un espasmo
el líquido tuvo efecto
el insomnio catártico
letárgico creador
me tiemblan los huesos
de frío o de terror
por el olvido frenético
las palabras zumban en mi oído
las palabras como cascadas
como la baba en mi almohada
delirante sigo latente
el líquido me conduce a la salida
ya no puedo ordenar mi vida
pero podré regocijar con mi partida
silencio, pido un silencio
una palabra profetiza
y no escucho su arremetida
sólo tu voz cauta y soleada
que susurra a gritos
y ufana deseos descomprimidos
por mi pasión que te socorre
a las dos de la mañana
quién puede negar tantas hazañas
quién podría no arremeter contra
esta dicha
tres tazas de fría amargura
curan tu estancia que aún no es partida
cuando lo sea, ese día
podré llorar
y tres tazas de amargura
que circulan mis veredas
que no cansan / sí envenenan
que comprimen el día a silencios
a soledad sin amuletos
que me corroen o aprisionan
sin latidos afligidos
sin terruños prometidos
la idea vasta disminuye
la noche se desvanece
y el tibio día se sitúa
entre el cansancio y el desahucio
hace días que me embriago
en tus querellas
hace días que no naufrago
en tus pasiones
hace días enteros que vacilo
entre las sábanas
hace días que no amanezco
continúa el crepúsculo
con tres tazas de amargura
rebajadas con azúcar
y un chorrito de clavel
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